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La maravilla de la visión

Cómo ve el ojo humano

El ojo humano es uno de los órganos más complejos y extraordinarios del cuerpo. Nos permite percibir el mundo con colores vibrantes y detalles nítidos, convirtiendo la luz en información visual significativa. Este complejo proceso involucra no solo las estructuras físicas del ojo, sino también la asombrosa capacidad del cerebro para interpretar las señales eléctricas y convertirlas en visión. En este artículo, profundizamos en la anatomía del ojo, la ciencia de la percepción de la luz y las vías neuronales que nos permiten ver.

La anatomía del ojo

Para comprender cómo ve el ojo humano, es esencial explorar primero su anatomía. El ojo es una estructura esférica, de aproximadamente 24 milímetros de diámetro, situada dentro de la órbita protectora del cráneo. Su superficie y sus componentes internos trabajan en armonía para dirigir y enfocar la luz hacia la retina, donde comienza el proceso visual.

La córnea y el cristalino

La luz entra primero al ojo a través de la córnea , la superficie transparente y abovedada que cubre la parte frontal del ojo. La córnea desempeña un papel crucial en la desviación o refracción de la luz para iniciar el proceso de enfoque. Justo detrás de la córnea se encuentra el humor acuoso , un líquido transparente que nutre el ojo y mantiene la presión intraocular.

La luz pasa entonces por la pupila , la abertura oscura y central del iris , la parte coloreada del ojo. El iris controla el diámetro de la pupila y regula la cantidad de luz que entra en el ojo, de forma similar a la apertura de una cámara.

Detrás de la pupila se encuentra el cristalino , una estructura flexible y transparente que enfoca con precisión la luz entrante. Unos diminutos músculos llamados músculos ciliares ajustan la forma del cristalino, lo que nos permite alternar el enfoque entre objetos cercanos y lejanos, una capacidad conocida como acomodación .

El humor vítreo y la retina

Una vez enfocada por el cristalino, la luz viaja a través del humor vítreo , una sustancia gelatinosa que llena el interior del ojo, antes de llegar a la retina , en la parte posterior. La retina es una fina capa de tejido fotosensible que actúa como sensor de imagen del ojo.

Dentro de la retina hay dos tipos de células fotorreceptoras: bastones y conos . Los bastones son muy sensibles a la luz y nos permiten ver con poca luz, pero no detectan el color. Los conos, en cambio, son responsables de la visión del color y funcionan mejor con luz brillante. Hay tres tipos de conos, cada uno sensible a una longitud de onda de luz diferente: roja, verde o azul.


El nervio óptico y la corteza visual

Una vez que los fotorreceptores convierten la luz en señales eléctricas, estas se transmiten a una capa de células nerviosas en la retina, que procesan y refinan la información. La señal de salida final se transmite al cerebro a través del nervio óptico .

Las fibras del nervio óptico de cada ojo se cruzan parcialmente en el quiasma óptico , lo que permite que la información de ambos ojos se combine y procese en la corteza visual del cerebro , en el lóbulo occipital, ubicado en la parte posterior de la cabeza. Es aquí donde el cerebro interpreta las señales eléctricas como una imagen coherente, tridimensional y coloreada del mundo.



Visión binocular y percepción de profundidad

Los humanos tenemos visión binocular . Este campo de visión superpuesto de cada ojo permite al cerebro comparar imágenes ligeramente diferentes de cada ojo para percibir la profundidad y calcular distancias con precisión, un fenómeno conocido como estereopsis .

Además de la estereopsis, nuestros cerebros utilizan otras señales visuales para la percepción de profundidad, como el tamaño y la claridad de los objetos, la convergencia de líneas paralelas y la paralaje de movimiento (cómo se mueven los objetos a diferentes distancias entre sí a medida que nos movemos).

Visión del color

Como se mencionó anteriormente, los conos son responsables de detectar el color. Los tres tipos de conos responden a longitudes de onda de luz cortas (azul), medias (verde) y largas (rojas). El cerebro combina las señales de estos conos para producir el espectro completo de colores que percibimos.

El daltonismo se produce cuando uno o más tipos de conos faltan o funcionan mal, lo que dificulta distinguir ciertos colores. La forma más común es el daltonismo rojo-verde , más frecuente en varones debido a su vínculo con el cromosoma X.

Conclusión

El ojo humano es una maravilla de la ingeniería biológica, capaz de detectar e interpretar la luz con asombrosa precisión. Desde el momento en que los fotones entran en la córnea hasta su decodificación en fracciones de segundo en la corteza visual del cerebro, el acto de ver es rápido y profundo. A medida que la ciencia continúa desentrañando sus misterios, nuestra comprensión de la visión no solo enriquecerá la medicina, sino que algún día podría conducir a tecnologías revolucionarias que mejoren o incluso amplíen nuestras capacidades visuales.

 
 
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